El relator de radio tiene un trabajo que podría considerarse artístico. Es un hombre que tiene en sus manos la imaginación de miles de oyentes, que sujetos a su subjetividad tienen que lograr hacerse una idea de lo que pasa en la cancha. Su trabajo está cargado de subjetividad, pero como todo artista tiene que tener el máximo cuidado para que no se malinterprete su trabajo; una minima equivocación en un adjetivo calificativo o descriptivo puede cambiar el curso del partido que está en la cabeza del que lo eligió como sus ojos.
Su trabajo es un alimento para la imaginación, por eso un buen relator debe cargar sus palabras de lugares, posiciones, nombres, contextos, frases, entredichos, intenciones, velocidades, distancias y conflictos. Es arte porque solo puede ser comparado a la cracion una pintura por lo visual, una canción o un poema por el ritmo. Simplemente se lo puede describir como un cuento de noventa minutos en dós capitulos de cuarentaicinco.
A través del microfono un pase que dura apenas 3 segundos en la pantalla tiene que ser descripto por él como lo que sus ojos ven. Así 'El sagüero toma el balón en el punto de penal y lo envía cruzando el medio campo, donde su compañero espera en la mitad de la cancha preparado correr hacia campo contrario.' es la traducción radial de 'el central la reventó para el otro lado'. Se imaginan relatando la jugada más hermosa del mundo, se imaginan en la cabina llenando los oídos de la gente con elogios, gambetas, saltos, dinámica, belleza y gol.
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