20.12.11

Instrumento

Mientras ella se acercaba las inhibiciones de tipo solitario aumentaban y la ansiedad se apoderaba poco a poco de su cuerpo. Pablo sabía que en el momento de concretarse el encuentro iba a tartamudear y el silencio aparecería incómodo y molesto. Ya podía ver como sus manos empezarían a transpirar al mismo tiempo que su corazón latiría rápido y sin un ritmo lógico hasta sentir que sale de su pecho. Y lo peor sucedería cuando vuelva la calma, porque no como muchos piensan esto indica progreso. El silencio será en ese momento aún más incómodo hasta el punto de tornarse en algo insostenible. En aquel instante será la cabeza la que empieza a trabajar y notaría la lástima que sienten todos por el. El mismo sentimiento odioso que llevo a Carla a concretar este encuentro sin consultarle a Pablo.

Así cuando ella estuvo a su lado la resignación se hizo presente, como cuando aceptó sin quejarse la cita con Marina, la amiga de Carla. Sin levantar la vista él pudo ver que ella lo miraba a los ojos y con una media sonrisa dijo:

- Hola

- Hola- contestó en un tono casi imperceptible.

Luego de unos segundos ella sentenció la frase que trajo más dudas de lo esperado: “Desde lejos se nota que sos tímido”; algo que podía ser bueno porque Marina no tendría que fingir ni hacer esfuerzos por sobrevivir a esa tarde que seguramente sería penosa, pero que el mismo tiempo le daba la certeza de que ella sabía lo que le esperaba.

Encendió un cigarrillo y se sentó junto a él, sin esperar que ocurra algo en especial, solo fumando. Cuando quedaba solo la colilla y un poco de tabaco se levantó, pisó el cigarrillo y sin mirarlo le dijo: “¿Vamos?”

Sin saber donde iban Pablo la siguió por los puestos de la plaza, los que recorrieron por un largo rato. Miraron las diferentes curiosidades y artesanías que ofrecían los puesteros. Ella agarraba complaciente los productos cuando alguno le decía “Podes agarrar sin compromiso” – como si así quisieran crear una especie de lazo que prometía una venta. El, en cambio, no se animaba a tocar nada de lo que estaba en exposición, miraba todo con el miedo infantil de que sus manos flacas y aparentemente frágiles puedan dejar caer algo.

Debieron haber caminado media hora y siempre detrás de ella (o a su lado cuando tomaba coraje) estaba Pablo casi como si fuese solo una extremidad de algo mucho mas importante.

Así llegaron a un puesto donde un artesano de barba canosa y con aspecto de hippie viejo y nostálgico ofrecía varios instrumentos de cuerda, viento y percusión. “¿Sabes que?”, dijo, “Yo nunca tuve la oportunidad de aprender a tocar un instrumento”. Como respuesta al silencio continuó: “Mis viejos pensaban que no servía para nada y me mandaban a estudiar ingles a la cultural que quedaba a la vuela de casa”

Pablo agarro una flauta traversa de madera y toco algunas notas hasta que pudo descifrar la lógica del instrumento. Miró a lo ojos de Marina por primera vez en toda la tarde y dijo: “Yo estudié Piano y Saxo, tengo facilidad con la música y sobre todo con los instrumentos de viento”, y como respuesta al silencio esta vez creado por ella continuó: “Mis papás creían que así iba a poder expresar todo lo que me callo y no cuento”

Dejaron lo que habían tomado prestado por unos segundos y Pablo siguió a Marina hasta un banco donde se sentaron uno al lado del otro separados solo por unos pocos centímetros. Estuvieron callados un largo rato hasta que Marina tuvo una idea:

- Ya que sabés tanto me podes enseñar vos a tocar algo.

- Si, podría- contesto él sin esperanzas, tomando la prepuesta como una cortesía

- ¿Que te parece el Martes?

6.12.11

Cosas que entran

Mientras estudiaba entró esta carta por la ventana.
"Abril yo no asisto a tu boda. Te quiero mucho. Besos, Kiki"


21.11.11

El hereje orgulloso

Las discusiones (en el buen sentido de la palabra, como diálogos e intercambios de opiniones) tienen dos posibles finales: El primero es en el cual una de las partes logra imponer o fortalecer su punto de vista por sobre el del otro; en otras palabras lo convence. El otro final, el que generalmente corresponde a las charlas sobre religión y/o política, es el que no tiene resolución, porque ninguna de las partes está dispuesta a entender el mensaje o las proposiciones del otro.

Me encuentro más de una vez en conversaciones o discusiones que tienen como eje la existencia de Dios (mejor dicho las probabilidades de existencia de este). Casualemente es uno de los temas que más disfruto, al mismo tiempo de ser uno de los menos recomendados para tener en reuniones sociales y sobre el que recomiendan no discutir.

Encontré sin embargo una forma de establecer una diferencia escencial para marcar mi punto de vista en cuanto a este tema. Siempre digo que me resulta dificil creer en la existencia de Dios y que al mismo tiempo no puedo refutar su existencia; no solo porque no tengo el conocimiento necesario, si no también porque no la descarto totalmente. Aqui, el creyente interlocutor cree haber triunfado: Su Dios existe y yo soy un hereje de mierda.

Pero luego de una breve pausa continuo con mi cuasi-monólogo: "En lo que no creo es en ese tipo de barba al que todos le piden cosas (que raramente cumple). Se me hace muy dificil creer en un Dios personal. De existir esa cosa que algunos eligen llamar "dios" es muy poco probable que tenga algún tipo de entidad. Con esto quiero decir que ese "ser supremo" es justamente eso: un ser que solamente ES y al que nuestros actos, nuestros pensamientos, nuestras energias sólo lo modifican muy levemente, porque somos una pequeña parte comparada con eso."

"Eso en lo que algunos creen no es más que una imagen fortalecida por las instituciones religiosas. La espiritualidad va mucho más allá de unos 10 mandamientos o de un libraco con historias fantásticas, creo que tiene que ver con una postura ante la vida y que para llegar a esa conclusión no son necesarias las religiones. Esas cosas fueron las reglas y las formas de explicar el mundo para hombres que sabían muy poco de lo que pasaba a su alrededor"

No descarto la existe de algo parecido a un dios ser supremo, inentendible y mucho menos explicable de lo que imaginamos. Ahora bien, lo que no voy a creer es esa historia del tipo rojo con cuernitos y tridente. Por eso me sigo portando lo peor posible.

18.11.11

Soy fácil

Soy de los que se enamoran fácil, aunque nunca estoy muy seguro de si eso que siento es la palabra amor o algo parecido. Algunos diran que es calentura, mis amigos me cargan, pero en cuanto a las relaciones intrapersonales con sujetos del otro sexo suelo ser MUY impulsivo.

"Amor es Sexo mal escrito", me dijeron hace poco. No se si estaban tan errados, pero por lo menos esa es la visión masculina de las cosas; me lo dijo un hombre al que se lo dijo otro hombre mientras teníamos una charla de hombres sobre mujeres (uno de nuestros temas preferidos). Creo que si hacemos una encuesta es poco probable que un hombre conciba una relación amorosa sin sexo.

Evidentemente, y muchos estudios intentan comprobarlo, hay algo físico en el amor. Los científicos y doctores nos hablan de feromonas y cosas por el estilo, hechos ¿concretos? sobre el amor. "El amor es un error de nuestras hormonas" me dijo mi amigo gabylip. Bueno mi querido Watson; eso sólo es un error si las hormonas del otro sujeto no le responden a las nuestras. Ahora bien, si nostras hormonas y las de ella se ponen a bailar al ritmo del candombe cuando estamos cerca se arma alta fiesta.

En este momento no me atrevo a hablar de ellas y del amor, pero si un poco sobre la duración del mismo. Como todo hecho material el amor (o los que algunos llaman así) no es eterno: tiene fin, ciclos, altibajos, idas y vueltas y otro tanto de cosas que no se si entiendo. ¿Quiero entenderlo? No, por ahora prefiero ser de los que se enamoran fácil.
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