31.5.12

No es No y no es otra cosa. Ni es nunca ni es jamas, es simplemente un No rotundo; la negación en su máxima expresión. Pesimismo, obstinación, absolutismo: el fasismo de la palabra. Una idea fija que parte de la negativa y que se aleja cada vez mas del si, de la creación y el supuesto productivismo del que tanto hablan (sobre todo los negativistas).
Cerrar las puertas con una sola palabra, cegarse con la negativa a priori, sin dar lugar a las miles de puertas que puede abrir un Si. Decir No es una estrategia para parecer más fuerte, terco y convencido, cuando en realidad es solamente cerrar los ojos y no ver las opciones que se disponen. El valiente dice Si, porque no teme.

21.5.12

La densidad de los cuerpos


Todo se pone espeso, hasta los cuerpos. Es como si abandonasen el estado sólido habitual y ahora pasan a ser masas de una materia espesa que uno podría atravesar con el dedo o con la mano. O quizás todo el brazo hasta llegar del otro lado y cuando la mano está del otro lado solo hace falta estirar un poco el cuello y girarlo para ver los dedos y la palma que se estiran, tocando el aire que parece gelatina. Aplicar un poco de fuerza. Aplicarla de modo tal que no sea solamente el brazo el que atraviesa el cuerpo en cuestión, también el hombro entero y una parte del torso. Ahora ya podemos ver una pera bien de cerca y notar que esta mal afeitada, que tiene una cicatriz en la parte más baja o que el hoyuelo esta corrido un poco a la izquierda, algo que no podría percibirse desde otro lugar.
Cerrar los ojos porque ahora sería la cabeza la que atraviesa el cuerpo, y cuando abrimos los ojos todo es tan denso que no se ve nada. Los músculos, los organos (o partes de ellos) se pegan a la cara, nos tapan los orificios nasales y no nos deja respirar con total libertad. Y las respiraciones se superponen pesadas una sobre la otra. El aire que respiramos se calienta cada vez más y casi ya no podemos respirar y sacamos la cabeza de un tirón, el hombro, la masa corporal vuelve a ocupar su lugar, el codo, el antebrazo, la carne que aprieta la muñeca, los dedos hacen lugar y ya estamos afuera para comprobar que el aire es más fresco y jurándonos que nunca más.