El primer sol de la mañana tiñó el pasto de un color entre amarillo y verde y el aire todavía estaba fresco. Corría una brisa suave que se llevaba los últimos fantasmas de la noche. El hombre había dormido poco y mal, quizás por los ruidos que escuchó toda la noche por fuera de la casa, quizás por los ruidos que venía de su cabeza. Esa noche, como las que recordaba, tampoco había soñado.
Del río llegó un viento que movió las hojas del árbol chico y también se movieron las ramas más altas, como si estuviesen invitando al hombre a acercarse. Dudó unos segundos y desde la puerta caminó lento y pesado hasta quedar a unos pocos metros del árbol. Pudo sentir que lo llamaba. Se acercaba y ya no era una insinuación, era un llamado concreto. Las rama se abrían invitándolo al sueño del arbol que había estado despierto toda la noche.
Frente al árbol se animó a tocarlo; lo rosó suaventeme y pudo sentir la inspiración profunda, esa larga bocanada previa al limbo. Eligió una rama que se ofrecía como refugio, trepó unos pocos metros se acostó. Acostado ahí estaba mucho más cómodo que en la mejor cama del mejor palacio. Pudo relajarse mientras los rayos del sol se filtraban por las hojas y por las ramas. El calor le acariciaba la cara. Se durmió.
Se olvidó del arbol, de la casa y de las malas horas de la noche y finalmente soñó. En su sueño el era árbol.
Se sintió raíz, afirmada en el suelo y yendo cada vez más profundo, buscando el agua que daba vida, alimentándose de la tierra. Fue tronco doblado, el viento lo había golpeado desde hace años, pero seguía firme, siendo el cuerpo de algo que crecía cada día. Se abrió en infinitas ramas, en infinitas direcciones, perseguía el sol y se estiraba y se dividía en miles de partes. Era cientos de hojas débiles y fuertes, hipersensibles a todo lo que las rodeaba, tambaleantes y temblorosas, hijas del viento. Algunas hojas se caían, pero las más resistentes bebían el aire. Sintió la inspiración más profunda de su larga vida y lleno de oxigeno todo su cuerpo: la raíz, el tronco, las infinitas ramas y las mismas hojas.
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