7.10.09

Pensar

No podríamos decir que fue una concidencia encontrarse justamente ahí, donde se habían despedido tantas veces- pero no donde fue la última vez que se vieron- y aunque no solía andar por esa zona iba a tener que pasar por esa parada de colectivo para volver a su casa. Ella, aunque se había mudado, frecuentaba a algunos amigos del barrio. Sería mentira también si dijesemos que cuando pasó por la puerta de la que era su casa no pensó en la posiblidad de encontrarse, porque no sabía que ya no vivía por ahí, y aunque pensaba que sería mejor evitar esa casualidad (algo distinto a las coincidencias) pero por dentro deseaba verla.
Caminaba lento, así tal vez lograría que lo vieran, o más precisamente que ella lo viera y al pasar por la puerta de la casa que tantas veces visitó vió que por lo menos una vecina aun vivía en el PH, ella lo miro y por un segundo penso que lo reconocería. Volvió la mirada subitamente cuando el clavo los ojos sobre la pobre señora. Habrá pensado que estaba por robarle y por eso evitó preguntar si quien buscaba, o más bien pensaba en la que pensaba, estaba allí.
Estaba ya casí rendido ante la posiblidad de que el colectivo llegue antes que ella, había puesto ya un cigarrillo en su boca y sacó el encendedor para darle fuego y así soportar la espera. Cuando el fuego empezó a quemar el papel y ya se podía sentir el olor dulzón del tabaco recien encendido vio como un 3 y y después un 5 que por la esquina a dos cuadras completaban el numero del fiel 53. Preparó las monedas y a vista rápida hizo un conteo para ver si tendría que sacar más monedas una vez que suba detrás de la señora con olor a naftalina y el alumno del boleto secundario.
Última pitada, pensó mientras aspiraba el humo, y tiró el cigarrillo al piso, lo pisó y se arrepentió por no tirarlo al tacho que no vio detrás suyo. Hacía un esfuerzo por ver si el colectivo, que ya estaba a menos de una cuadra de distancía tenía lugar para sentarse y leer un rato. Fue ahí, en ese momento, cuando ya no pensaba tanto en ella que la vio asomarse por la esquina. Estaba igual que siempre, o como siempre la vio, estaba hermosa y caminaba desprecupada. Ella si que no pensaba en casualidades o coincidencias, venía libre y no imaginaba que en instantes él se acercaría para hablarle por lo menos un rato, para saber como estaba, hablar y quizas si lo dejaba verla otra vez.


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