Botones,
banditas elásticas y clips son como hormigas que se escurren entre hojas de
cuadernos viejos y se esconden de la luz y de nuestros ojos, quizá por miedo a
convertirse en algo útil en vez de permanecer en los recovecos de un baúl.
Biromes que ruedan hacia delante y hacia atrás cada vez que el cajón se abre o
se cierra, que giran independientes unas de otras cuando bien podrían cruzar su
camino con alguna de las banditas que anda por ahí y por lo menos girar juntas
por el desorden.